JARO GODOY

GALA. Salvador Dalí

 

BIOGRAFÍA

Jaro Godoy, seudónimo de Jorge Alberto Hotasegui, nació en Mar del Plata, partido de Gral. Pueyrredón, un 27 de julio de 1968. Actualmente columnista de los periódicos Salteños, "Salta Libre", "Calchaquimix" y “Salta21”, escribe cuentos, poesía y artículos culturales para diversas revistas literarias de España y Latinoamérica.

Ex presidente de los Poetas de la Ciudad de Mar del Plata.

 

Publico cuatro libros de poesía, "Semblanzas del viento", ediciones del sur, 1996, "Memoria del silencio" Editorial del barco, 1998, "Rituales de amor", ediciones San Martín, 2002, y "La espada del silencio" Editorial Dunken, 2004, Sus poemas han sido traducidos al portugués y al ingles en antologías recientes.

 

Intervino como jurado en Ayacucho, Buenos Aires, La plata, Mar del Plata, Salta, Misiones, Córdoba, España, y Venecia. Participo de charlas y paneles poéticos en diversas provincias de nuestro país. Miembro de SADE y de poetas del mundo.

 

Participó de las siguientes antologías: Canto a un prisionero (Chile), Mujer, soledad y violencia ( Colombia) Palabras urgentes (Argentina),

Deshojando soledades (España) El árbol del membrillo ( Holanda)

El Verbo Descerrajado (Chile), “Luces en la noche” Vol. I ( Mar del Plata, Argentina) “Luces en la noche Vol. II.” (Mar del plata, Argentina).

Recibió el Primer Premio de Poesía Nacional diciembre 2003, por el periodo 2004, por la “Espada del Silencio” otorgado por la SADE. (Sociedad Argentina de Escritores.)

 

Actualmente se desempeña como critico de libros y redactor de artículos vinculados a la poesía y corresponsal en Mar del Plata de la revista: “La Sombra del Membrillo”, España, la revista “De mis pagos” de Bs. As, “Salta Libre” De la capital salteño, Arte-Par, de Bs. As, entre otras.

 

Ha realizado entrevistas a diversas personalidades de nuestra cultura como a Don Raúl Araoz Anzoategui, Don Luis Maria Sobrón, Juanita Pochet, (poeta Cubana) etc.

 

Es productor- conductor de la radio online de los poetas de Mar del plata “Tiempo de Amor” y Recientemente nombrado cónsul poético ciudad de Mar del Plata por Poetas del mundo.

 

Colabora en distintas revistas de poesía, como “El cerebro digital”, “Aneuza”, “Pagina Digital” “La maquina del tiempo”, “El Muro Cultural””Gente con Talento”, “ La sombra del membrillo” “Generación Abierta” “El Interpretador” y diarios del interior, Como el Tribuno de Salta, La Capital de Mar del Plata, El once digital de San Juan, Salta Libre, periódico independiente de la ciudad citada .

 

Distintitos poemas suyos han sido musicalizados por grupos folklóricos

de distintas provincias: Salta, Tucumán, Córdoba, Buenos Aires, etc.

Reside actualmente en la ciudad de Mar del Plata.

En folklore: Representa a diferentes grupos y solistas, como Fernando Fresco, Grupo Los Pájaros, Los Huayra Luna, Dúo Tiempo, Los Mirasoles, entre otros.

 

Organiza peñas en diferentes lugares del circuito de Bs. As.

Actualmente como parte del programa de Argentinísima Satelital, junto a Sergio Castro, trabaja armando las producciones en distintas provincias recorriendo el País. Escritor y periodista, escribe para distintas revistas y diarios del País, destacándose entre ellas a la revista “De mis pagos” dedicada exclusivamente a nuestra música folklórica.

 

SUS POEMAS

 

 

Treinta y tres pescadores

 

 

La calle a sido poblada sobre la avenida treinta y tres,

El árbol de la desesperación a cubierto con sus demonios grises,

La vereda desierta de los pescadores.

Adentro el humo de los sueños retuerce el espiral quebrado del jardín,

Flores de hierro borrachas de miel ajena,

Han tomado posesión del territorio, han quemado el poema indio.

 

Sobre la mesa de nicotina la clorofila a encendido su fuego,

La sed violenta de diez marineros en guerra,

Apaga el llanto de la araña marcada por las agujas del alma.

Santos y rameras cruzan el puente quemado por el cielo,

Las diosas de la noche han incendiado el viejo cementerio,

Cuando entre brazos cansados la luna vuelve a dormirse.

 

Entre las pintadas paredes de inviernos vírgenes y amarillos,

El sollozo del mar ha cerrado sus ojos con su droga fatal,

Mas el vuelo dorado del unicornio a perfumado su cama,

Con incienso de naufragios y lluvia de barcos.

 

La primavera a prostituido sus hijas

las entrega sobre el lecho rojo de la tarde,

Al patrón que lloraba en la frontera por sus anillos.

El silencio a desnudado sus finas espadas de azufre y cobre,

La madrugada con sus besos emborracha a sus padres,

Plateados diamantes han arrancado los ojos del pirata asesino.

El poeta duerme ya sus versos sobre el campo santo del grillo,

Y Treinta y Tres Pescadores, fuman cigarrillos de nostalgia

en la taberna de los recuerdos.

 

Mientras bajo la sombra de los árboles tristes,

Un ángel de lluvia,

Llora el viejo romance de la muerte y el capitán.

 

 

El gran poema invisible.

 

 

He desnudado todas las mañanas buscando aquel poema,

Que al ser partido en dos guardara tu nombre en su sombra,

He despojado a la primavera de su trono,

Soñando encontrar el polen con el que nacen tus besos.

 

He buscado en el ojo gitano de la noche y el deseo,

El cabalgar herido de tus sueños,

Y he cruzado las aguas azules de la muerte y el pecado,

Buscando para ti el gran poema invisible.

 

Aquel que embruja tus labios y desparrama por tu cuerpo,

El enjambre asesino de siete muchedumbres en celo,

Y desnuda un baile inmortal de manzanas,

En las trompetas moribundas de un sediento mar.

 

Detrás De las Seis.

 

 

Tu vientre, Armagedón donde combaten su invisible guerra,

Una jauría demente de azafranes.

Tus labios, dos arco iris, dos mañanas de pintada lujuria en sus muros,

Un grito penoso de animal silvestre,

Adormecida lluvia de cedrón cerca de la seis de la tarde.

 

La sagrada soberbia de tu belleza llena el vacío fecundo,

Sobre el aire enamorado de la medianoche,

Tus besos, palomas recién bautizadas, en el orgulloso,

Acantilado de la libertad.

 

Tus palabras, juncos de poesía, arroyos del edén,

Agua dulce bajo el susurro de los ángeles en reposo.

Ariscos gritos de primavera enajenada,

Cayendo sobre mí como un ejercito de rosas mojadas.

 

He disfrazado los dioses en el callejón perdido de mis palabras,

Y en el cementerio de poemas sutiles, he bailado ebrio,

Conjurando mi locura a penetrar los encantos encendidos de tú sed,

Para desojar tu mirada en el madero indio que arde en el tiempo.

 

Rota la luna en diamantes,

Me he quedado con la piel del más bravo guerrero de la oscuridad,

Para ofrendarte en el fuego salvaje de su odio más preciado,

El gran poema invisible,

Que entre palabras de agua se escribía por tu alma.

 

Lev e figura de mujer, materia sutil que busca su forma,

En las tardes grises de las viudas camino a un entierro,

Y cae la ultima hoja del tiempo,

Como dos gotas de almendra, entre fragmentos de violetas.

 

Seis de la tarde, explosión de manzanas adolescentes a las seis de la tarde,

En el sudor de una mujer en fuga, en el amor con agujas de cristales,

Como ladrones del otoño entre violines nupciales,

Cayendo sobre la pólvora reseca del ultimo suspiro,

Destejiendo el amanecer detrás de las seis de la tarde.

 

 

Giros misteriosos.

 

Recorro trémulo tus calles para detenerme en la esquina de tu noche,

Desorientado pregunto a los duendes que reniegan de su tormento,

Si la ciega luz que sale de tu desnudez, podrá con este silencio,

Molinos de fuego que empujan mi alma.

 

Vagan las estrellas un negro carnaval sin destino,

Baila la muerte en el centro cerrando sus ventanas,

Llora la ausencia de su amado en la mañana triste,

Mientras sus lagrimas dan de beber su recién nacida locura.

 

Se agitan los vuelos de mi nostalgia entre vahos de confusión,

Enredan tus alas el camino de mil palabras,

La princesa del miedo preside su gran acto,

Y brotan por los ríos del corazón las semillas del padre dolor.

 

Giros misteriosos en las gargantas de las plazas, en las narices del otoño,

En los barcos abandonados, en las trincheras del amor,

En los altares de la lluvia, en las catedrales de la noche.

Las begonias bailan joviales en los ojos del cisne,

Cuando los traficantes del olvido degollan las sombras de la luna.

 

Dos vírgenes fantasmas le arrancan la piel al amanecer,

Con trajes de nicotina intentan vestir su soledad.

 

Mas las musas atormentadas del poeta han borrado el camino,

En ceremonial murmullo parten al velorio del muerto ruiseñor.

 

En su bajel de batalla navegan con un ángel dormido,

Inmóvil y aturdido llora en la proa su pagano corazón,

Mientras muerde el alma a pedazos un vuelo de quimera,

De la ciudad de los sueños la desesperanza despabila sus mariposas.

 

 

Melodía de caníbales.

 

 

Quiero dormir dentro de ti, los otoños de la imaginación,

Los poemas con sus embajadas de cereza, olivos y margarita.

 

Todas las plazas con sus murmullos asesinos.

 

Quiero soñar dentro de ti, con el vuelo fugaz de aquellos pájaros,

Bajo el entretiempo encendido del lento ritual de lo añejado,

Silenciando la melodía de los caníbales en sus banquetes de bohemia.

 

Quiero encender dentro de ti, todas las razas, todos los enigmas,

Todas mis fugas, el precio de todas mis muertes,

La sangre de todas las primaveras.

 

Todos los vértigos, todas las tragedias, todos los recodos,

Todas las trampas, todas las luminarias,

Todos los amaneceres donde heridos mueren los cisnes.

 

Quiero guardar muy adentro de ti,

Fragmentos del atardecer, mi suerte, mi destino de pecador y vagabundo,

Mi cansancio y mis campanarios,

Mi segundo de juventud, mi tabaco de estafador.

 

Quiero olvidar dentro de ti, las espinas del tiempo,

Los perros de la luna, las balas del recuerdo,

El perfume amarillo de mi nostalgia.

 

Y entre melodías de caníbales,

Volarnos el alma con el fuego sagrado del amor,

Mientras transmuta el infinito sus perfiles de ciego mercenario.

 

La Rosa Galena.

Si, dulcemente voy a raspar un fósforo,

en tu alma y te encandilare.

 

 

Bajo la dulce sombra, la rosa galena tiembla,

Guardan sus ojos el miedo robado a las nietas del deseo,

burbujea sus contratiempos la pasión de la lluvia,

como el violín asustado del santo ruiseñor.

 

Señora de las tormentas bajo tus dulces manos,

Se estremecen los barcos ebrios del poeta,

Estrella enterrada, pulida con tu aliento,

Como la tristeza de un deseo,

Que ha perdido su alma.

 

Mariposas imperiales de un trono de agua,

Corren desesperadas por la noche,

Gritando tu nombre anadiamantado,

Susurrando apenas al amor,

Como una primavera que aun no a sido traicionada.

 

Almendro virginal en el eco solitario del mar,

Encendido silencio en el idioma floral

De una canción extraviada por un ángel ebrio.

 

Nocturna rosa galena,

Desde los astilleros del invierno se escucha la voz,

El amor solo es una respuesta,

Con demasiadas preguntas.

 

 

Cincuenta Caines y un Abel. A Federico.

 

 

Cinco margaritas desnudas lloran bajo el sol,

llora la noche y en su frente marchita dos lagrimas de humo, un olvido,

un niño con sus manos negras sucias de pólvora y barro,

gime abrazado a su madre junto a la tumba blanca.

 

Granada se oscurece y bajo las estrellas baila el poeta,

entre paredes de odio y envidia que se rompen a pedazos,

una sombra de fuego muerde cinco poemas,

el día mas hermoso que tuvo Granada.

 

Lloran las tumbas petrificadas de sonrisas y silencios,

han robado la luna, la gran luna que dormía en camas de mascarones,

preñados del elixir de los sueños,

extraños cigarrillos volando cementerios de melancolía,

humo denso impregnando aquellas hojas de hierba,

toro enfurecido buscando el rojo sagrado del amor.

 

Cinco margaritas desnudas lloran bajo el sol,

danza macabra en huelga general por la gran avenida,

contra los carnavales del padre de los olvidos,

gitanos del mundo con planetas en los oídos,

gitanas de la tierra con ranas al cuello,

abuelas huérfanas buscando las manzanas del pecado,

lloran en la noche negra de Granada,

con bolsillos vacíos ropas destrozadas cantos huecos y plegarias vencidas,

con tumbas sin tierra cielos sin primaveras.

 

Treinta y seis y punto sin el ultimo cigarrillo final,

en el humo desencantado y desabrido, entre muecas de horror,

el poeta baila junto a la luna su danza gitana.

 

El viento desparrama las trenzas de sus versos,

lagrimas de divinos Ángeles cantan su romance,

un arco iris negro y fatal cruza el paraíso, y Caín vuelve matar,

callando la voz que cantaba en las romerías.

 

Hunde sus puñales de envidia en aquel pecho transparente,

la ponzoña arranca de su corazón las palabras,

aquellas que bebían los niños gitanos de alfa y omega.

a muerto el poeta en granada, cerca de la hora señalada,

Cinco margaritas desnudas saludan su partida.

bebe el rey en su copa de hora la sangre hecha vino,

de la luna suicida sin flores en su tumba .

 

Jaro Godoy

 

 

 

 

 

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